Arabia Saudita y Estado Unidos tienen estrechas relaciones que se
basan en gran medida en la venta del petróleo. Sin embargo, Washington
tendría que revisar estas relaciones debido a que pronto el reino podría
colapsar, opinan expertos.
"De hecho, Arabia Saudita no es un
Estado. Puede ser descrita de dos maneras: como una entidad política con
un modelo de negocio inteligente pero no sostenible, o como una entidad
tan corrupta que se asemeja a una organización criminal integrada
verticalmente. En cualquier caso, no puede existir por mucho tiempo",
escriben en un artículo conjunto en The Atlantic Sarah
Chayes, de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, y Alex De
Waal, de la Escuela Fletcher de la Universidad Tufts.
Los expertos explican que el rey saudí es el director ejecutivo
de una empresa familiar que convierte el petróleo en dinero que compra
la lealtad política. Estados Unidos cuenta con el hecho de que el rey
tiene un sinfín de reservas para realizar esa acción. Sin embrago, el acuerdo de congelar la producción petrolera en niveles promedios de enero de este año y la posible venta de la mayor petrolera nacional, Aramco, son señales de una urgente necesidad de ingresos.
Según
Chayes y De Waal, para Arabia Saudita hay tres escenarios posibles. El
primero es la lucha dentro de la familia real, para cuyos miembros
comprar la lealtad será cada vez más caro. El segundo es una guerra con
otro Estado, dada la confrontación de Riad y Teherán en Yemen y Siria.
El tercero es un levantamiento de civiles o yihadistas dentro del país.
Los
expertos sostienen que Washington generalmente queda sorprendido cuando
Estados supuestamente estables comienzan a desmoronarse. Sin embargo,
EE.UU. debería prepararse para el colapso del reino y cambiar el curso
en las relaciones bilaterales.
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