1. El limón nutre las carencias que día a día sufre nuestro hígado
Para mantener una adecuada salud hepática necesitamos minerales y vitaminas que permitan a las células del hígado obtener energía y protegerse de agentes nocivos que las enferman o destruyen.
- El limón aporta vitamina C, esencial para fortalecer nuestras defensas y hacer frente a esos virus y bacterias que enferman el hígado.
- La terapia del limón, basada casi en exclusiva en beber en ayunas un vaso de agua con el jugo de este cítrico, mineraliza los tejidos hepáticos al aportarle un gran número de antioxidantes y vitaminas.
- El limón también actúa como un buen antiinflamatorio natural. Gracias a él podemos ir mejorando poco a poco los efectos ocasionados por un hígado graso.
2. El limón depura el hígado
El limón es un depurador del
que no deberíamos prescindir en nuestro día a día. Nos permite
desintoxicar el organismo y hacer frente a los radicales libres que
atacan nuestras células.
- También hemos de tener en cuenta que el consumo regular de zumo de limón optimiza las funciones de la vesícula biliar. Con ello, favoreceremos nuestras digestiones gracias a la correcta segregación de bilis.
De esta forma se absorben mucho mejor los nutrientes.
- El limón también nos ayuda a depurar los intestinos. Gracias a esta terapia con limón llegarán menos tóxicos al torrente sanguíneo, al tener unos intestinos sanos y limpios por donde pasan mejor los nutrientes.
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