Una de cada seis personas mayores de 50 años padece pérdida auditiva y
precisa de algún tipo de ayuda para la amplificación de tales sonidos
como la que nos proporcionan los audífonos, los sonotones, amplificadores y otros aparatos auditivos.
La deficiencia en la audición puede ser de transmisión,
producido como resultado de problemas en el oído externo y medio que
impiden el hecho de que el sonido pueda llegar al oído interno.
Por otro lado, podemos destacar un tipo de pérdida auditiva
neurosensorial, generada por el daño de las fibras nerviosas en el oído
interno, de manera que se terminará inhibiendo la transmisión de
información necesaria al cerebro.
En el caso de las hipoacusias de percepción no se
dispone de un tratamiento que cure estas lesiones, dado que el daño
producido a nivel neuronal es irreparable. En estos casos el tratamiento
se centra en mejorar la comunicación con nuestros interlocutores a partir del uso de audífonos y de implantes cocleares.
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